Recientemente, Felipe Calderón atizó el fuego de la polarización al reiterar que Andrés Manuel López Obrador era y es nuevamente un peligro para México.
Al respecto, vale la pena preguntar varias cosas. Primero, ¿quién tensó y polarizó a la sociedad el sexenio pasado? Segundo, ¿quién es el verdadero peligro para México? Tercero, de no haber ocurrido el fraude en 2006, ¿qué hubiera pasado en el país estos cuatro años?
Recordemos. En 2004 vino la conspiración: Vicente Fox, Marta Sahagún, Diego Fernández de Cevallos, Carlos Salinas y otros, lanzaron los videos para generar zozobra, confrontación y linchamiento. Fue una campaña mediática fascista en contra del entonces jefe de gobierno del DF. Después fue el desafuero, el intento por despojar al Distrito Federal de 9 mil millones de pesos del presupuesto, las intervenciones telefónicas y, en plenas elecciones constitucionales, la campaña negra contra el candidato de la coalición Por el Bien de Todos. Conclusión: la polarización, la confrontación, el encono fueron provocados y atizados por Felipe Calderón y las fuerzas políticas que lo apoyaron.
Luego de largos y eternos años de esta administración federal, quedó demostrado que Felipe Calderón es un peligro para los estudiantes del Tec de Monterrey. Calderón es un peligro para los jóvenes de Ciudad Juárez. Lo es para las familias que viajan con hijos por las carreteras nacionales. Es un peligro para las indígenas veracruzanas, para los empresarios de Nuevo León que huyen a Estados Unidos para sentirse seguros. También para los migrantes sudamericanos que mueren en nuestro territorio. Es un peligro para el empleo que, dijo, sería su primer propósito. Es un peligro para mineros, electricistas. En fin, él, Calderón, sí es un peligro. No especulamos de lo que podría ser, sino de lo que ha sido.
¿Qué habría pasado sin fraude electoral en 2006? Gobernaría López Obrador. No habría lanzado al país a una guerra torpe, sin estrategia, contra el crimen organizado. Aplicaría el programa de gobierno ofrecido: un tren bala del DF a Estados Unidos; habría construido tres refinerías para no importar gasolinas; al menos una universidad en cada estado. Todos los adultos mayores recibirían una pensión y los bachilleres su beca. Esto se habría financiado con austeridad, reduciendo los onerosos salarios y prestaciones de funcionarios de los tres niveles de gobierno. Habría garantizado el pago de impuestos de los poderosos oligarcas, sin necesidad de aumentarlos o crear otros nuevos.
En conclusión, habría condiciones para disminuir la grave tensión del país, aumentar los márgenes de bienestar social, distribuir mejor el ingreso y contener los privilegios de los grupos políticos y económicos. En efecto, aunque le duela a muchos que apostaron por la derecha en 2006, sí estaríamos mejor con López Obrador. Y no tendríamos a la maestra como jefa real de la SEP.
Lee este texto en El Universal
No hay comentarios:
Publicar un comentario