viernes, 30 de octubre de 2009

México, un paraíso fiscal

El artículo 31 de la Constitución señala que son obligaciones de todos los mexicanos: “Contribuir a los gastos públicos, así de la Federación como del Distrito Federal o del estado y municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa de que dispongan las leyes”.

Esta ley suprema obliga a pagar impuestos a todos, “de manera proporcional y equitativa”. No establece ningún tipo de excepción, como las que fueron incorporadas con el tiempo en el sistema tributario, y que volvieron al país en una suerte de paraíso fiscal en favor de empresas que ganan miles de millones de pesos al año y que pagan menos impuestos que un trabajador asalariado.

El propio Sistema de Administración Tributaria reconoció que 400 de aquellas pagaron 85 mil millones de pesos de impuesto el año pasado en lugar de 850 mil millones que les hubiera correspondido si pagaran como lo hace cualquier contribuyente. De ese tamaño se ha distorsionado y pervertido la recaudación en México. Este es un país donde los pobres pagan más impuestos que los ricos; donde no se cumple el postulado constitucional.
El resultado de esta política fallida está a la vista. Quienes la impulsan y mantienen son corresponsables del daño causado a millones, carentes de lo básico para vivir. Debido a lo anterior, uno de cada cuatro mexicanos sobrevive con menos de dos dólares al día; 9% de los adultos son analfabetas; 8% de los menores tiene bajo peso, estatura y déficit de atención. Casi 3 millones de personas en edad de trabajar buscan sin éxito un empleo y casi 20 millones no tienen para comer.

El propio Banco Mundial ubica a las élites que controlan la actividad económica del país como una de las causas de la extendida desigualdad social: “Los monopolios rompen la posibilidad de desarrollo y de un crecimiento con mayor igualdad”, sostiene.

Calderón está al tanto de ello pero lo único que se le ocurre es acordar con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) aumentar los impuestos y crear nuevos.
Sobre lo otro, se conforma con simples pronunciamientos. En reunión con los 300 hombres de negocios más importantes del país, en el lejano septiembre de 2007, criticó a las minorías privilegiadas “porque no han asumido su liderazgo y responsabilidades reales con la historia y con la actual generación de mexicanos”. Ante ellos se preguntó “cuántas fortunas se han construido sobre la sangre y sobre el dolor” de los pobres en México.

Desafortunadamente, tras la reacción de enojo de los ahí presentes, Calderón simplemente se olvidó del tema y prefirió seguir cobrando impuestos a los de siempre. Aunque él sabe qué hay que hacer, no se atreve y prefiere mantener vigente el paraíso fiscal para no incomodar a sus amigos, que son, por ello, su único sostén.
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viernes, 23 de octubre de 2009

La culpa del PRI

Luego de cometer una de las peores fechorías recientes en contra de millones de mexicanos, ahora pretenden engañar a todos con el petate del muerto.
Para pagar un menor costo político tras aumentar impuestos y crear algunos nuevos, justo lo que dijeron no harían, el PRI filtró a los reporteros en San Lázaro un comunicado de Hacienda con la propuesta de sustituir en la Ley de Ingresos el 2% panista “para el combate a la pobreza”, y mejor elevar del 15 al 16% el IVA, más otro 2% al ISR.

“El alza de impuestos se cocinó en la oficina de Agustín Carstens”, manipularon los tricolores. Acaso por ello el diputado David Pechyna, secretario de la Comisión de Hacienda, aseguró que por el alza impositiva en 2010, “el PRI no tiene de qué avergonzarse. Lo que hicimos fue plantear alternativas” lejos de debates falsos o populistas. Y remató: “Cumplimos con los compromisos que nos hicieron ganar en las elecciones pasadas. Pensamos en la nación”. Más de 70 millones de pobres en el país seguro no están de acuerdo.

Historias similares, incluso con los mismos personajes, se vivieron de 2000 a 2003 en la LVIII legislatura de la Cámara de Diputados. En los días medulares para aprobar la ley de ingresos y el presupuesto de egresos de aquellos años, en horas de la madrugada —cuando se cometen las peores atrocidades— llegaba a San Lázaro (proveniente de Hacienda) el diputado priísta Óscar Levín con cajas y cientos de documentos. En esos años se hacía acompañar, por cierto, de Agustín Carstens, entonces subsecretario hacendario del foxismo.

“Este es el presupuesto y háganle como quieran”, decía Levín a los encargados de elaborar los respectivos dictámenes. También lanzaba bravatas a los perredistas: “No autorizaremos el techo de deuda del DF si no están de acuerdo con esta propuesta”, lo cual, por cierto, nunca se aceptó.

Lo anterior es muy parecido a lo ocurrido ahora. Pero en ese afán de “echarle la pelotita a otro”, el PRI se engaña a sí mismo y habrá de pagar un alto costo político por apuñalar económicamente a millones de mexicanos y condenarlos a pagar más a partir del año próximo por todo lo que consumen porque la inflación irá a la alza.

Es probable que la propuesta de elevar y crear nuevos impuestos haya sido de Hacienda, pero fueron los votos del PRI los que avalaron tales incrementos. Fueron legisladores del PRI quienes aceptaron el fraude electoral y ayudaron a Calderón a rendir protesta en 2006.
Fueron ellos quienes lo apoyaron en las reformas a la Ley de ISSSTE y del IMSS; los que coartan los derechos reproductivos de la mujer en 16 estados de la República; los que callaron ante el golpe al SME y los que aprobaron más impuestos para todos los mexicanos. Aunque claro, todavía podrían recapacitar.
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viernes, 9 de octubre de 2009

¿No son suficientes 80 millones de pobres?

Ignorar por años que la pobreza y la desigualdad son el principal problema del país ha tenido un altísimo costo social. Hoy, únicamente por la debacle electoral de julio pasado que descompuso sus escenarios políticos, hay quienes piden a la nación involucrarse en una cruzada contra la pobreza que ellos mismos, por incapacidad, hicieron crecer a niveles alarmantes, lo que desenmascara esa supuesta urgencia gubernamental por atender un problema del cual antes ni reconocían su existencia.

Según la Sedesol federal hay 52 millones de pobres en México. Seis millones más sólo en los últimos años (2006-2008). A casi 20 millones no les alcanza ni para comer. La mala noticia es que esas mediciones se quedan cortas al considerar que los hogares con ingreso per cápita de mil pesos al mes no viven en extrema pobreza; y si su ingreso es de 2 mil pesos mensuales, de plano ya no son pobres.

La verdad es que actualmente hay casi 80 millones de personas en esa condición en el país. Lo malo es que antes de hacer algo eficaz para revertir la situación, la obstinación neoliberal llevó al absurdo de proponer un impuesto de 2% al consumo generalizado —incluyendo alimentos y medicinas— justo cuando el encarecimiento de los alimentos es un factor central del empobrecimiento.

Esa es una política que fabrica pobres: a quienes tienen mucho les da más, y le carga la mano a los de siempre: a quienes tienen poco, muy poco. Por tal absurdo, en México los pobres subsidian a los ricos.

Muchos países están cambiando su modelo económico, menos México. Es el único que va a decrecer -9% y al que peor le va en esta crisis. Si no cambia ese modelo habrá más pobreza.
Y lo que es peor, pueden estallar graves conflictos sociales.

La crisis económica seguirá en 2010 y hay dos formas de abordarla: algunos dicen: “No hay dinero, recorten el gasto social, creen más impuestos”. En el gobierno del Distrito Federal, con diversas acciones, se construye una amplia red de protección social para fortalecer el poder de compra popular, lo cual es factible.

El gasto social ha crecido sostenidamente en el DF. Pasó de casi 30 mil millones en 2006 a más de 38 mil millones este año. Beneficia a cuatro millones de capitalinos. El objetivo no es sólo paliar la pobreza extrema, sino construir un Estado de bienestar, con igualdad, equidad, justicia social y una ciudadanía plena.

Sin embargo mucho de lo que se construye con la política social local se desmantela con la política económica federal. Por eso hay que defender esta ciudad, pues hacerlo es defender el bienestar de su gente.
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viernes, 2 de octubre de 2009

Entreguen los recursos de pobreza al DF

Hace días el Coneval reportó que en el DF y el estado de México aumentó, en tres años, el número de personas que carecen de lo mínimo necesario para satisfacer necesidades de salud, alimentación, vivienda, vestido, transporte y educación.

En 1998, para castigar al gobierno de la ciudad por la decisión del PRD de no aprobar el Fobaproa, a la capital de la República la marginaron de los fondos sociales destinados al combate de la pobreza: el de Apoyo a la Infraestructura Social (FAIS), el de Fortalecimiento Municipal, el de Salud (Fasa) y el de Apoyo a la Educación Tecnológica y de Adultos (FAETA).

El argumento baladí, totalmente tramposo, fue tan simple como decir que el DF no era un estado. Además de este formalismo, se arguyó que aquí no había pobres y por lo mismo los capitalinos no requerían de los apoyos que sí reciben por tal concepto el resto de las entidades federativas.
En el año 2000, al revisarse el paquete fiscal para el año siguiente, sí se incluyó a la ciudad de México en uno de esos fondos (Fortalecimiento Municipal). ¿Por qué? En la Cámara de Diputados el PRD, como siempre, exigió tales recursos y encontró eco en el PAN porque en ese momento los blanquiazules gobernaban en seis delegaciones. Lo anterior demostró cuán falsa era la argumentación “formalista” para marginar a los capitalinos de tan importantes recursos.

Como el asunto es estrictamente político, PRI y PAN han mantenido una postura rígida en contra de los habitantes de esta ciudad negándoles los miles de millones a los cuales tienen derecho vía los citados fondos contra la pobreza.

Sólo en el caso del Fondo de Apoyo a la Infraestructura Social, a pesos de hoy, se le deben ya al DF 6 mil millones, pues este año debió haber recibido 600 millones de pesos para dicho concepto.
Del FAETA se le adeudan casi cien mil millones, monto equivalente a todo el presupuesto de la capital para este año. Según los criterios de asignación vigentes para otras entidades, el GDF debió haber recibido 10 mil millones de pesos este año si fuera incluido en el reparto de tales fondos.

Es claro que el argumento del gobierno federal que niega la existencia de pobres en la ciudad para marginarla entra en abierta contradicción cuando son tales autoridades las que ahora señalan la presencia de cientos de miles de personas en situación de pobreza en esta capital. Según ellas aquí hay 600 mil individuos que viven sin los recursos necesarios para alimentarse diario, y dos millones que viven en situación de pobreza. Si es verdad que hay muchos pobres en el Distrito Federal, la pregunta es: ¿qué esperan para entregarles los recursos de combate a la pobreza que durante más de una década les han negado?
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Bienvenidos

Soy Martí Batres Guadarrama. Convencido de que México necesita una transformación que beneficie a la gente, desde muy joven me involucré en la política de izquierda.

En los años 80 fui miembro fundador del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Posteriormente inicié mi militancia en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Me he desempeñado como presidente de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y del PRD-DF. En la gestión del Lic. Andrés Manuel López Obrador al frente del Gobierno del Distrito Federal fui subsecretario de Gobierno.

Fui diputado federal y coordinador parlamentario del PRD en la LVII legislatura.

De 2006 a septiembre de 2011 me desempeñé como secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal.

Bienvenidos a este espacio creado para compartir reflexiones sobre la actualidad de México, los invito a participar.

Gobierno Legítimo de México

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