Hace 21 años, el PRD nació en protesta por el fraude que instaló a Carlos Salinas de Gortari en la Presidencia. Ese sexenio la persecución contra la nueva militancia dejó 600 muertos.
No obstante, el partido resistió y continuó su lucha hasta convertirse en el factor más importante en la transformación política del país. ¿Cómo lo hizo? En parte, evidenciando lo peor del neoliberalismo del régimen en turno, defendiendo a la gente, pero especialmente reivindicando su propio proyecto. Así creció el PRD y conquistó sus primeras responsabilidades de gobierno.
Hoy, lamentablemente, pasa el momento más difícil de su historia, prácticamente desaparecido del panorama nacional. De estar a un paso de la Presidencia de la República redujo su votación a niveles de 1991. Ello se debe a factores como la disolución acelerada de la identidad ideológica, al abismo entre la dirigencia y las bases; al abandono de las grandes causas y luchas sociales actuales.
El PRD necesita relanzarse con un fuerte posicionamiento, basado en la plataforma de las políticas sociales y las libertades individuales, como en el DF. Ubicarse al frente de las grandes causas sociales nacionales, lo que implica un cambio de línea política. Así, no habrá duda de que el PRD es “la” oposición en el país, la otra opción, la alternativa a lo actualmente existente. El partido que articula los movimientos, sectores y demandas populares.
Tiene que combatir las acciones de una derecha agresiva mediante la solidaridad activa con movimientos como el del SME; reivindicando los derechos de las mujeres en los estados donde éstos se criminalizan; denunciando la naturaleza oligárquica del PRI que impulsa a Enrique Peña Nieto; y protestando enérgicamente por los arreglos oscuros en la Suprema Corte de Justicia de la Nación que pretenden reducir las pensiones por invalidez, vejez y cesantía en edad avanzada de los trabajadores del Seguro Social.
Una fuerza política de izquierda se construye representando los anhelos de la gente. Hay que escuchar y abanderar a quien busca empleo, mejor ingreso, alimentos y vivienda digna, porque hoy la mayoría de la clase política discute asuntos que no interesan a la población.
La política que mejor le ha funcionado al PRD, como gobierno y oposición, es la que se hace con ideas y con principios; con independencia y con dignidad. Por eso ganamos en el 2006.
El PRD debe repuntar y retomar las causas que le dieron origen y justifican su existencia. La próxima elección en Guerrero es un buen momento para hacerlo.
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