Se vive una situación dramática en el país. La crisis de la que estaba prohibido hablar antes de las elecciones de 5 de julio, está aquí. No es un asunto lejano, no se vive en las instancias financieras o bursátiles. Está en los bolsillos y en la casa de cada mexicano. Lo advirtió a tiempo el gobierno legítimo que encabeza Andrés Manuel López Obrador, pero estaba prohibido tocar el tema y por lo mismo nada se hizo al respecto.
Esta es una crisis nacional e internacional al mismo tiempo, y tiene dos expresiones particularmente virulentas y que afectan directamente a la mayoría de la población. Una de ellas es la pérdida masiva de empleo que ya existía. A los 2 millones 300 mil desempleados que se reconocían en las cifras oficiales se agregarán otros 700 mil. Además el alza en los precios de los alimentos está atizando las consecuencias de esta crisis.
Si caes en desgracia, ¿a dónde vas a caer?; si no tienes empleo, ¿cómo vas a vivir?; si no tienes ingresos, ¿cómo vas a darle de comer a la familia? Se requiere de una red de protección para que a pesar de los costos de la crisis los más pobres y las clases medias en proceso de serlo puedan sobrevivir al desastre económico.
De ninguna manera debe haber un recorte al gasto social. La red de protección social es necesaria para arropar a las personas que están perdiendo el ingreso mínimo con el que subsisten cotidianamente. También, a quienes teniendo un trabajo permanente no les alcanza para cubrir los gastos más elementales de su familia.
No es momento de actuar tecnocráticamente. La gente va a sufrir con esta crisis y urge crear una red que amortigüe las consecuencias más agudas de la misma.
Hemos señalado aquí que si no se resuelve la desigualdad difícilmente se resolverá la inseguridad, el narcotráfico y la descomposición social. Estas son caras también de la crisis que hoy vivimos. Por lo tanto, es fundamental poner atención al asunto que más preocupa a las familias mexicanas, a la gente común, al ciudadano de a pie, que es el problema económico social.
Entendiendo que la crisis nos va a afectar de una u otra manera, necesitamos proteger a la población que se encuentra en la base social más vulnerable y garantizar la subsistencia básica de todos los días. Ese es el reto verdadero de todos los gobiernos en esta difícil situación. Si no lo entendemos se corre el gravísimo riesgo de una fractura social y una masificación de la exclusión.
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