La disputa del país en 2012 inicia en el estado de México. Hay dos proyectos: el de la mafia que encabeza el PRI de siempre, y el de renovación nacional, impulsado por las izquierdas unidas, con Alejandro Encinas como candidato.
Tomando en cuenta que la vecina entidad tiene mucho mayor presupuesto que el Distrito Federal vale la pena hacer algunas comparaciones.
En el Distrito Federal hay una pensión universal para 460 mil adultos mayores; en el estado de México no. En la capital de la República todos los jóvenes que cursan el bachillerato público tienen derecho a una beca; en el estado de México no. En la ciudad de México hay comedores comunitarios económicos y comedores públicos gratuitos; en la vecina entidad no. Aquí se entregan útiles y uniformes escolares a los alumnos de todas las escuelas públicas, de preescolar a secundaria; en el estado de México no.
En el DF el transporte público más caro cuesta cinco pesos —el Metrobús—, pero el Metro tres y el servicio de RTP dos pesos. En cambio, en un municipio conurbado del estado de México un trabajador paga nueve pesos de día y 15 de noche por abordar un transporte público que lo acerque al DF. Así, en los hechos, el de la capital del país es un trabajador que gana más al contar con un ingreso indirecto, adicional, pues recibe del GDF un conjunto de respaldos sociales que no existen en el estado de México.
¿Por qué ocurre esto? Porque en esta ciudad los recursos van a la población y en el estado de México son propiedad y están en manos de una mafia que impulsa al gobernador Peña Nieto. De hecho, hace unos días varios de ellos se placearon y se tomaron la foto sin rubor alguno, durante la protesta del nuevo gobernador de Quintana Roo.
¿Quiénes son? Carlos Salinas de Gortari, el que según Luis Téllez se robó la partida secreta presidencial. El del secretario particular (Justo Ceja) vinculado al narcotráfico.
También estuvo Emilio Gamboa, acusado de lo mismo y grabado al hacer tratos con Marcela Bodensted y más recientemente con el pederasta Jean Succar Kuri. Qué decir de Roberto Madrazo, transa hasta en lo deportivo, o del líder petrolero Carlos Romero Deschamps, que por el temor de panistas (Calderón y Blake Mora incluidos) no pisó la cárcel por el Pemexgate. O bien, la maestra Elba Esther Gordillo, cuyo nombre lo dice todo.
Es importante subrayarlo porque los nuevos electores desconocen las fechorías de estos impulsores de Peña Nieto. Hay que saber quién es quién y difundirlo, porque en el estado de México la confrontación es entre esta mafia y el proyecto de la renovación nacional que plantea la izquierda. Confrontación que ocurrirá, nacionalmente, también el próximo año.
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