martes, 26 de abril de 2011

No Más Sangre: el movimiento

En los primeros meses de este año surgió un movimiento ciudadano cuyo propósito se hizo público mediante la consigna “No más sangre”. Después de atestiguar varias de sus acciones, valen la pena algunos comentarios para comprender mejor su existencia y relevancia en los tiempos que vive el país.

En primer lugar es un movimiento social que expresa la primera gran respuesta a la guerra decretada por Felipe Calderón en contra del narcotráfico y de las violentas secuelas que trae consigo. Es una respuesta contundente, surgida desde abajo, no ofrecida por un partido político de oposición alguno sino por un movimiento que emerge desde la sociedad civil.

No Más Sangre difiere de las marchas blancas de hace unos años convocadas, según afirmaron entonces, para acabar con la inseguridad. En este caso, el llamado a la acción y a la protesta tiene una raíz más progresista frente a los grupos que antaño salieron a las calles “en contra de la inseguridad”.

Llama la atención, por ello, que ahora tales participantes no se manifiesten con idéntica fuerza ante casos tan terribles como el asesinato de los jóvenes de Ciudad Juárez, de los masacrados estudiantes del Tec de Monterrey, de la artera ejecución de la señora Marisela Escobedo, de los integrantes de la familia Reyes Salazar caídos o, más recientemente, del hijo —y acompañantes— del poeta Javier Sicilia.

Podemos decir que este movimiento social contra la violencia, el crimen y la inseguridad cuestiona, además, la forma equivocada en que el gobierno federal ha actuado para revertir el problema. En vez de ello, a juzgar por los resultados, pareciera que lo exacerba, por lo que hace urgente modificar la estrategia —si la hubiera— o planificar alguna que sea más efectiva y menos nociva para la población.

Lo anterior, no hay que pederlo de vista sino subrayarlo, pone en entredicho el discurso de aquellas marchas
blancas que simplemente exigían aplicar mayor mano dura. Bueno, ahí está la mano dura. El gobierno federal ha involucrado a todas las policías, al ejército y a la marina en el combate a la inseguridad. Ha comprado más armamento, ha endurecido las políticas de fuerza contra el crimen y la delincuencia organizada, pero la intranquilidad y el miedo social no ceden. Al contrario, cada día se agudiza y crece la tensión en el territorio nacional.

Cómo explicarle al ciudadano que luego de cuatro años de guerra contra el narco aumentó en 120 por ciento el consumo de drogas ilegales. Cómo tranquilizarlo, si de 2000 a la fecha han muerto más de 100 mil mexicanos —entre delincuentes y civiles inocentes— en esta embestida.

Acaso por ello las acciones y convocatoria de No Más Sangre han tenido buena acogida. Su presencia territorial se extiende por el país. Acuden a ella nuevos actores, sobre todo muchos jóvenes de universidades públicas y privadas; cientos de mujeres, representantes de organizaciones no gubernamentales, sin excluir a personalidades del mundo de la cultura y el periodismo que, de esta forma, suman su censura al crimen, sí, pero especialmente a las fallidas políticas de Estado para reducirlo.

Que el movimiento se extienda tiene mucho que ver con la persistencia de sus convocantes. Iniciaron con acciones localizadas. Luego se expresaron en el Monumento a la Revolución y en el Zócalo capitalino. Realizaron movilizaciones simultáneas en varios estados de la República y ahora se les puede ver en jardines y plazas públicas.

Emplean también las redes sociales en internet. Vía Facebook y Twitter aumenta significativamente su presencia entre usuarios de estas tecnologías las cuales, por cierto, hace tiempo dejaron de ser sólo puntos de encuentro entre amigos para convertirse en redes de comunicación para la lucha y la sobrevivencia.

En el mensaje de No Más Sangre subyace un llamado a la paz, no a la guerra, no a más violencia; es una alerta que motiva a un cambio de estrategia, convencidos sus transmisores —los ciudadanos— de que atacar la violencia con más violencia sólo recrudece el fenómeno.

Lo que nos dice es que este país, nuestro México, necesita paz y requiere de otras estrategias para atacar al
crimen. Que necesita educación, cultura, empleos, reconstruir el tejido social en sus comunidades.

Por eso es muy importante voltear hacia este movimiento surgido desde abajo y que va adquiriendo una
presencia notoria a lo largo y ancho de todo el país.

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12 millones de uniformes escolares

Como ha ocurrido desde años, en este 2011 el gobierno del Distrito Federal ha iniciado la entrega de útiles y uniformes gratuitos para un millón 250 mil niñas, niños y jóvenes inscritos en escuelas públicas desde preescolar hasta secundaria. Con ello, entre otras cosas, se reivindica el derecho a una educación pública, gratuita y con calidad, al tiempo que se apoya la economía familiar y al comercio establecido dedicado a estos rubros.

Se dice fácil... pero otros gobiernos no hacen lo mismo. A partir de 1999 la ciudad de México fue la primera entidad federativa que entregó libros de texto gratuito para secundaria. Luego, otros estados adoptaron esta medida.

En 2004, los alumnos recibieron por vez primera útiles escolares, y a partir de la presente administración, en 2007, se repartieron uniformes en todas las escuelas públicas. Al terminar el presente periodo -del 2 de mayo al 7 de julio-, hay que subrayarlo, el gobierno del Distrito Federal habrá entregado 12 millones de uniformes escolares a los educandos.

Sin perder de vista que la Constitución establece en su artículo tercero que toda la educación que imparte el Estado será gratuita, lo realizado por el GDF en este terreno es de la mayor importancia por varios motivos: fomenta la cultura de la igualdad, respalda la escuela pública y apoya al gasto familiar.

Hablamos de programas universales, pues llegan a todas las escuelas sin excepción y benefician a niñas, niños y adolescentes por igual. No importa si cursan en escuelas matutinas, vespertinas, diurnas, técnicas, telesecundarias, secundarias para trabajadores o si son de educación especial o indígenas. Todos tienen derecho y pueden ejercerlo sin distingo de religión, partido, color, ideología u otra consideración.

En esta labor concurre el esfuerzo del gobierno de la ciudad, pero también el de las cooperativas que elaboran buena parte de los uniformes (este año, 750 mil prendas), así como del pequeño comercio, papelerías, tiendas de ropa y uniformes, pues es en ellas donde los padres de familia hacen efectivos los vales, a cambio de las prendas o útiles que requieren sus hijos. La inversión este año supera los 400 millones de pesos.

Los gobiernos de izquierda en el DF vienen construyendo un sistema de derechos sociales para sus gobernados. Por ello, sólo en el Distrito Federal se entregan uniformes y útiles escolares gratuitos. Sólo aquí hay una beca universal para bachilleres, llamada Prepa Sí, y pensión para adultos mayores, comedores comunitarios y seguro de desempleo. El transporte público más caro -cinco pesos- es el Metrobús y el camión ordinario cuesta dos pesos. En el estado de México pagan nueve pesos de día y 15 por la noche para trasladarse.

Ninguno de estos programas y derechos sociales existen en otras entidades del país. En ello es donde se reconoce para quién trabaja cada gobierno.

Lee este texto en El Universal Gráfico

martes, 12 de abril de 2011

Estado de México: dos proyectos de nación

La disputa del país en 2012 inicia en el estado de México. Hay dos proyectos: el de la mafia que encabeza el PRI de siempre, y el de renovación nacional, impulsado por las izquierdas unidas, con Alejandro Encinas como candidato.

Tomando en cuenta que la vecina entidad tiene mucho mayor presupuesto que el Distrito Federal vale la pena hacer algunas comparaciones.

En el Distrito Federal hay una pensión universal para 460 mil adultos mayores; en el estado de México no. En la capital de la República todos los jóvenes que cursan el bachillerato público tienen derecho a una beca; en el estado de México no. En la ciudad de México hay comedores comunitarios económicos y comedores públicos gratuitos; en la vecina entidad no. Aquí se entregan útiles y uniformes escolares a los alumnos de todas las escuelas públicas, de preescolar a secundaria; en el estado de México no.

En el DF el transporte público más caro cuesta cinco pesos —el Metrobús—, pero el Metro tres y el servicio de RTP dos pesos. En cambio, en un municipio conurbado del estado de México un trabajador paga nueve pesos de día y 15 de noche por abordar un transporte público que lo acerque al DF. Así, en los hechos, el de la capital del país es un trabajador que gana más al contar con un ingreso indirecto, adicional, pues recibe del GDF un conjunto de respaldos sociales que no existen en el estado de México.

¿Por qué ocurre esto? Porque en esta ciudad los recursos van a la población y en el estado de México son propiedad y están en manos de una mafia que impulsa al gobernador Peña Nieto. De hecho, hace unos días varios de ellos se placearon y se tomaron la foto sin rubor alguno, durante la protesta del nuevo gobernador de Quintana Roo.

¿Quiénes son? Carlos Salinas de Gortari, el que según Luis Téllez se robó la partida secreta presidencial. El del secretario particular (Justo Ceja) vinculado al narcotráfico.

También estuvo Emilio Gamboa, acusado de lo mismo y grabado al hacer tratos con Marcela Bodensted y más recientemente con el pederasta Jean Succar Kuri. Qué decir de Roberto Madrazo, transa hasta en lo deportivo, o del líder petrolero Carlos Romero Deschamps, que por el temor de panistas (Calderón y Blake Mora incluidos) no pisó la cárcel por el Pemexgate. O bien, la maestra Elba Esther Gordillo, cuyo nombre lo dice todo.

Es importante subrayarlo porque los nuevos electores desconocen las fechorías de estos impulsores de Peña Nieto. Hay que saber quién es quién y difundirlo, porque en el estado de México la confrontación es entre esta mafia y el proyecto de la renovación nacional que plantea la izquierda. Confrontación que ocurrirá, nacionalmente, también el próximo año.

Lee este texto en El Universal Gráfico

Bienvenidos

Soy Martí Batres Guadarrama. Convencido de que México necesita una transformación que beneficie a la gente, desde muy joven me involucré en la política de izquierda.

En los años 80 fui miembro fundador del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Posteriormente inicié mi militancia en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Me he desempeñado como presidente de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y del PRD-DF. En la gestión del Lic. Andrés Manuel López Obrador al frente del Gobierno del Distrito Federal fui subsecretario de Gobierno.

Fui diputado federal y coordinador parlamentario del PRD en la LVII legislatura.

De 2006 a septiembre de 2011 me desempeñé como secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal.

Bienvenidos a este espacio creado para compartir reflexiones sobre la actualidad de México, los invito a participar.

Gobierno Legítimo de México

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