Este año se conmemora el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, fechas para hacer un ejercicio de memoria histórica y no verlas como el festejo de oropel que se alienta desde algunos medios electrónicos.
Las causas profundas que precipitaron dichos acontecimientos siguen vivas. Ahora hay más desigualdad que hace 200 años. Los polos sociales están más separados. Quizá hay tanta pobreza como entonces, pero también una oligarquía enriquecida como nunca.
Cifras oficiales revelan que hay 8% más de pobres que hace tres años. Las causas no se deben sólo al persistente desempleo sino al alza generalizada y permanente de los alimentos. Cualquiera de ellos destruye la capacidad adquisitiva de los más pobres.
El movimiento de Independencia fue un proceso revolucionario, con profunda raigambre popular, pero con un programa social que dejó un legado de constituciones, proclamas, dirigentes y gestas.
Por ello es falso lo que afirman intelectuales orgánicos del momento: que todos aquellos héroes representaban casi lo mismo. Al contrario, los hubo muy destacados como Hidalgo, Morelos, Guerrero, que encabezaron a indios, negros, pobres, artesanos, en una lucha por la independencia, sí, pero también por la igualdad total, por la igualdad absoluta.
Así lo exigió en Los Sentimientos de la Nación el general Morelos, al demandar moderar la opulencia y la indigencia, es decir, acercar a los polos sociales, disminuir las desigualdades, construir la equidad social. Sin embargo sus proclamas fueron mucho más allá y se expresan en numerosos textos y decisiones.
Un documento olvidado, del que nadie habla, cuya fecha de promulgación no festeja la historia oficial, menos la light de nuestros días, dibuja fielmente los afanes de Morelos. Se trata del bando para Regular a la Equidad, los Precios de los Víveres y Artículos de Primera Necesidad, del 26 de marzo de 1813.
Ahí exigía proteger a las clases populares, al peón, al humilde. Es una decisión de gobierno para frenar la ferocidad del libre mercado de entonces. En 2010, las amas de casa se quejan a diario porque el aceite y el fijol cuestan el triple que hace tres años; el arroz el doble, lo mismo que el queso panela, las tortillas y el maíz, para hablar sólo de los alimentos enlistados en el texto de Morelos.
Con este bando podemos decir que México necesita gobernantes que se parezcan más al generalísmo Morelos. Los actuales se parecen más a los del Virreinato.
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