Hace algunos días un analista político de los que en la época de Carlos Salinas de Gortari hacían las veces de ideólogos de la concertación, decía que era la hora de un acuerdo nacional. Yo me pregunto, acuerdo nacional entre quiénes y para qué.
Después de ver el paquetote de impuestos y agresiones hacia la sociedad mexicana que ha enviado Calderón al Congreso de la Unión se entiende qué clase de “acuerdo nacional” quieren los nostálgicos del salinismo. Seguramente se trata de un acuerdo que involucre a toda la clase política, adverso al pueblo mexicano.
Si el propósito es acordar el IVA en medicinas y alimentos, naturalmente que no es la hora de tal “acuerdo nacional”. Si el objetivo es despojar a los trabajadores del derecho a una contratación estable y permanente, es obvio que no es la hora de ese “acuerdo nacional”. Y si la meta es entregar las telecomunicaciones, tampoco.
En vez de ello, esta es la hora de la movilización social. Si los ciudadanos no lo hacen, la clase política, los empresarios, pasarán por encima de todos.
En el absurdo, le quieren poner más impuestos a los pobres para, dizque, combatir la pobreza. Es decir, hacer más pobre a la población y recaudar más dinero, para “ayudarlos”.
Se la pasaron diciendo que no propondrían IVA en medicinas y alimentos pero eso es justamente lo que hacen, además de querer gravar todas las compras.
Por eso no son de fiar. Siempre mienten. Y en lo oscurito van a tratar de aprobar tales impuestos. Si lo logran habrán abierto la puerta para incrementar el IVA en medicinas y alimentos hasta en 15%. Pero la catarata de alzas incluye pagar más por gasolina, luz y gas.
En general, más impuestos a las clases medias. En contrapartida, “para poner el ejemplo”, en vez de reducir los salarios de la alta burocracia nacional proponen sólo congelarlos.
En suma, la propuesta económica que Felipe Calderón envió a la Cámara de Diputados es una salvajada. Es evidente, por los comentarios del senador Manlio Fabio Beltrones, que PRI y PAN aprobarán una nueva puñalada en contra de trabajadores y ciudadanos.
La única manera de evitarlo es la movilización social. No se puede confiar en la buena voluntad de los legisladores de aquellos partidos que sólo atinan a engañar a la gente.
Si el pueblo no se moviliza, en una madrugada cualquiera, PRI y PAN le estarán aplicando nuevamente la roqueseñal a toda la población, especialmente a la más pobre y desprotegida.
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