Este fin de semana se realiza el congreso nacional del Partido de la Revolución Democrática. No hay una gran expectativa sobre este evento, como sí lo hubo en otros casos. Antes bien, existe preocupación de que este espacio, en lugar de servir para un relanzamiento de dicha formación política, pueda agudizar sus dificultades.
Así llega el PRD a su congreso nacional, con el peor resultado electoral desde 1991, inmerso en una fuerte confrontación interna y un desdibujamiento de su perfil ante la sociedad.
El PRD tiene que volver a colocarse al frente de las grandes causas de la sociedad mexicana. Ello implica un cambio de línea política para asumirse como la oposición en el país, como la cabeza de la movilización y protesta social; como articulador de los diversos movimientos, sectores y demandas populares. Como referente de un abanico de fuerzas que se unifican desde la izquierda y el campo progresista.
En términos prácticos, para lograr estos objetivos el PRD tendría que combatir de manera sistemática las acciones de una derecha agresiva mediante la solidaridad activa con movimientos como el del Sindicato Mexicano de Electricistas y el que encabeza Andrés Manuel López Obrador; reivindicando tajantemente los derechos de las mujeres en los estados de la República donde estos se pisotean y criminalizan; y denunciando la naturaleza reaccionaria y oligárquica que se esconde en el PRI de Enrique Peña Nieto, entre otras medidas concretas.
El PRD necesita relanzar a sus gobiernos para que recuperen el perfil de izquierda, con fuerte posicionamiento basado en la plataforma de las políticas sociales y las libertades individuales.
No obstante, se corre el riesgo de que todo esto no suceda. En este congreso nacional se pretende dar marcha atrás al derecho que tienen todos los militantes de base para elegir a sus dirigentes y al derecho de los ciudadanos en general para elegir a los candidatos del PRD. Si se concreta este retroceso, el partido se habrá cerrado aún más frente a la sociedad y se habrá alejado de su propia base social y militante.
Ninguna democracia ha transitado del voto directo al voto indirecto. Antes bien, fue el PRD el que inició los procesos de elecciones primarias con voto universal, directo y secreto para elegir a sus candidatos, y obligó a las otras fuerzas políticas, como el PRI y PAN, a hacer lo propio en las candidaturas con gran convocatoria social.
Ojalá que en el congreso nacional del PRD predomine la sensatez y una visión de apertura hacia la sociedad y de cercanía con los intereses de la gente. El país realmente lo necesita.
Lee este texto en El Universal Gráfico
No hay comentarios:
Publicar un comentario